Hiperpigmentación

A final de verano muchas personas suelen comprobar cómo han aumentado las manchas oscuras de su piel. La razón es obvia: el sol ha estimulado la producción de melanina, y ésta, a medida que uno va haciéndose mayor, se agrupa de forma irregular, provocando la aparición de manchas. Estos son dos factores importantes, pero no los únicos. Los cambios hormonales, embarazo, ingestión de anticonceptivos orales, alteraciones tiroideas, el estrés y la ansiedad, que producen alteraciones en el equilibrio cutáneo, también influyen en su aparición, por lo que son muchas las personas que sufren este problema.

Habitualmente, la síntesis de melanina, denominada melanogénesis, se produce de forma regular en piel y cabellos. Pero a partir de los +/- 30 años de edad el número de melanocitos desciende, dejando de producirse melanina de forma homogénea en aquellas zonas donde ha habido una sobreexposición a la radiación solar. Es por ello que las manchas aparecen con más frecuencia en rostro, brazos y zonas constantemente más expuestas, y de apariencias como sombras más o menos oscuras y no uniformes, a las que se le denominan melasmas. Las manchas asociadas al embarazo reciben el nombre de cloasmas. Otro tipo son las de color oscuro y con varios milímetros de diámetro que surgen de forma localizada, a las que se les denomina lentigos. Las efélides son esas pequeñas pecas de color marrón que aparecen en la cara y zonas más expuestas como las manos.

Así, se sabe que la melanogénesis se inicia cuando las radiaciones ultravioletas penetran en la piel produciendo la activación de la enzima tirosinasa, transformando el aminoácido tirosina en melanina. Después, los queratinocitos (células de crecimiento de la epidermis), se fusionan con los extremos de los melanocitos (o dendritas) para absorber la melanina, que se libera en su interior. Los queratinocitos, con su carga de melanina, migran a la superficie de la piel en el proceso de renovación celular, dando lugar al color bronceado. Es por ello que éste tarda unos días en aparecer, el tiempo que los queratinocitos demoran en llegar a la superficie cutánea. En cambio, el enrojecimiento de la piel propio de la exposición solar no es bronceado, sino irritación cutánea y quemaduras, que pueden llegar a ser de distinto grado.

Aunque el proceso ha sido estudiado y continúa estudiándose a fondo para poder actuar en las distintas fases del proceso de una hiperpigmentación, lo realmente cierto es que aún desconocemos cuáles son los factores reales que arrancan todo ese proceso. Por lo tanto podemos influir en este proceso, pero no en los factores que lo arrancan. Por ello, hoy día sólo podemos actuar en el control de la hiperpigmentación, pero no en su cura o desaparición absoluta, ya que es siempre susceptible de aparecer de nuevo.

Actuar por tanto sobre la hiperpigmentación ó hipercromía resulta un proceso lento y no siempre satisfactorio, porque tiende a reaparecer. Como en otros problemas cutáneos, reside la mejor solución en la prevención. El uso de ropa protectora y de protectores solares junto con una sensata e inteligente exposición solar (que debe entenderse a lo largo de todo el año y no solamente en verano), es el mejor arma para combatir el problema: «Es mejor prevenir que curar!»

José Luis Toledo Bugatto, Responsable de Zona (Andalucía)